“No es que crea imposible curarse,
sino que no cree en el valor,
en la trascendencia de curarse.”
Juan Carlos Onetti
Art Credit: Lidice Tabares
Writing Credit: Mateo Medina
De la melancolía de un amor que nació muerto
Voyeur en escalas de vino por nubes
Cúpula de una cortina sangre carmesí
Pero mientras tal vez todo por encima vidrio humo de tus labios
Tus labios de humo
Que otras calles falta por recorrer
De la histeria en la plaza San Martín
Falso bohemismo de Barranco
Parque kennedy cimentada bajo colillas aún encendidas
Anunciando miradas sobre hombros
Espejos rotos
Cortinas sangre carmesi derramándose por toda el umbral vino cielo despejado ahogado
Soy un vouyeur de fuegos a la distancia
Sin musa a quien escribirle
Las persianas carmesí “derogadas”
Pérfido el humo decidiste nacer, caer, y morir,
todo el indiscreto suplicio de tu cuello
un dali o dos faulkners dirán que te conocí
Pero hoy no
Hay palabras tan distantes,
Buscarte, pensarte, extrañarte
especialmente donde se que no estarás
Que sería de mi
Si un día al besar para olvidarte
Seas humo y nardo en saudades
Si las flores soñaran
Sus sueños serían color tu
Arrebol
Si las flores soñaran
Lo harían todas las noches
Al tu irte a dormir
Un voyeur en la habitación 2046
Amarte solo al saber que la muerte prima,
La flor arqueada de tus besos
Caricias de un sonámbulo desasosiegado
Todo con un virtuosismo desapegado
Al final de la eternidad
Cae el basto sueño sobre tus ojos
Tu pelo dorado de elísea
Pequeña flor que se oculta en tu sonrisa
¿Qué ocultaran aquellos ojos?
Mariposa arcana
Cronopios de anhelos
Algún día quisiera entender
Que escondes en tus irises
Cuando pasa el tiempo
Y solo queda como evidencia de la existencia
Poetas muertos, escribiendo con plumas de colibrí
Creo pensar sentir
La ruta de rosas pálidas
Con la misma sangre que tomaste prestada
Al morderme los labios
Decidiste aquel día